domingo, 22 de enero de 2012



 

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD RÓMULO GALLEGOS 
AREA DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

CURSO: EJES DE SOCIALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN  








SOCIEDAD TRANSPARENTE







FACILITADORA:
Dra. Feryeny Padrino  




AUTORES:



Bravo Edelin
Loreto Trina
Ponte Maryury
Quintana Carmen
Requena Maritza
Rubin Vilma
Sanchez Aida
Silvera María Elena

C.I. 15.220.015
C.I.   8.790.546
C.I. 11.365.909
C.I.   9.917.342
C.I.   8.552.059
C.I.   3.951.883    
C.I.    8.570.462
C.I.  13.680.720




Enero, 2012
Postmoderno  ¿Sociedad Transparente?
                        Actualmente se habla mucho de postmodernidad, tanto que casi ha llegado a convertirse en algo obligado y distanciarse de este concepto es considerado como una moda pasajera, como un concepto superado. Sin embargo, éste término se enlaza con el hecho de que la sociedad actual sea una sociedad de la comunicación generalizada, la sociedad de los MASS-MEDIA.
            Hablamos de postmoderno porque la modernidad ha concluido, ahora bien; depende de lo que se entienda por postmodernidad, pues ésta es la época en la que el hecho de ser moderno se convierte en un valor determinante. Y, el ser moderno lo caracteriza toda la cultura moderna. Así en la nueva forma de considerar el artista como genio creador, se abre camino cada vez más intenso por lo nuevo y lo original que no existía antes. Con el paso de los siglos éste camino de lo nuevo y original en el arte se da vinculado a una perspectiva más general, que como sucede en la edad de la Ilustración; considera la historia humana como un progresivo proceso de emancipación, como la realización más perfecta del hombre ideal. Si la historia esta dotada de este sentido progresivo es evidente que tendrá más valor lo más avanzado. Por lo tanto, la condición para concebir la historia como realización progresiva de la humanidad autentica estriba en que puede ser vista como un proceso unitario. Solo si existe la historia se puede hablar de  progreso. Entonces, la modernidad se acaba cuando deja de ser posible hablar de la historia como de algo unitario.
            Nosotros pensamos la historia ordenándola entorno al año cero del nacimiento de Cristo, y más concretamente como el concatenarse de las vicisitudes protagonizadas por los pueblos de la zona central: El Occidente que representa el lugar de la civilización, fuera del cual quedan los primitivos, los pueblos en vías de desarrollo. Es así como la filosofía del siglo XIX y el XX ha sometido a una crítica radical la idea de una historia unitaria viniendo a develar el carácter ideológico de tales representaciones. Así Walter Benjamin, sostiene que la historia como curso unitario es una representación del pasado construida por los grupos y clases sociales dominantes, ¿Qué es, en realidad, lo que se transmite del pasado? No todo aquello que ha ocurrido sino solo lo que parece ser relevante; lo que narra la historia son los avatares de la gente que cuenta, de los nobles, de los monarcas o de la burguesía cuando se convierte en clase de poder: los pobres sin embargo, o aquellos aspectos de la vida que se consideran bajos no hacen historia. En cuanto se desarrollan observaciones como esta, se desemboca en la disolución de la idea de historia como curso unitario, por lo tanto no hay una historia única, hay imágenes del pasado propuestas desde diversos puntos de vista es ilusorio pensar que haya un punto de vista supremo, comprensivo, capaz de unificar los restantes.
            La crisis de la idea de historia entraña la de la idea de progreso: si no hay un curso unitario de las vicisitudes humanas no podrá sostenerse tampoco que estas avancen hacia un fin de un plan racional de mejoras, educación y emancipación.
 Los ilustrados, Hegel, Marx, Los Positivistas y Los Historicistas pensaban de la misma manera, que el sentido de la historia estaba en la realización de la civilización, esto es: de la figura del hombre europeo moderno, es decir el progreso se concibe solo asumiendo como criterio un determinado ideal del hombre que en la modernidad coincide siempre, con el hombre moderno europeo, es como decir: nosotros los europeos somos la forma mejor de humanidad. Si tenemos en cuenta todo esto, entendemos que la crisis actual de la concepción unitaria de la historia y, la crisis de la idea del progreso y el fin de la modernidad no son solo eventos determinados por transformaciones teóricas, criticas que ha sido objeto el historicismo decimonónico (idealista, positivista, Marxista etc.), en el plano de las ideas; han ocurrido muchas cosas y muy diferentes como los llamados pueblos primitivos, de la civilización superior y más evolucionada, se han rebelado, volviendo problemática de facto, una historia unitaria centralizada.
Junto con el fin del imperialismo y el colonialismo, otro factor ha sido determinante para la disolución de la idea de historia y para el fin de la modernidad: se trata del advenimiento de la sociedad de la comunicación y que se refiere a la sociedad transparente en la que: 1. en el nacimiento de una sociedad postmoderna los Mass – Media desempeñan un papel determinante. 2. estos caracterizan tal sociedad no como una sociedad más transparente, más conciente de si misma, más iluminaria sino como una sociedad más compleja e incluso caótica, finalmente en este caos relativo residen nuestras esperanzas de emancipación.
Ante toda la imposibilidad de pensar la historia como un curso unitario da lugar el fin de la modernidad y que no surge solo de la crisis del colonialismo y del imperialismo europeo, sino que es el resultado del nacimiento de los medios de comunicación de masas. Estos medios (telemática) han sido determinantes de la disolución de los puntos de vista centrales, lo que el filósofo francés Jean Francois Lyotard llama los grandes relatos. Este efecto de los Mass – Media parece ser contrario a la imagen del filósofo Theodor Adorno, quién preveía que la radio y más tarde la televisión tendría el efecto de producir una homologación general de la sociedad convirtiéndose en componentes de una explosión y multiplicación generalizada Weltanschauungen: de visones del mundo.
En los Estados Unidos en los últimos decenios han tomado la palabra minorías, han salido a la palestra de la opinión pública culturas y subculturas de todas clases. El poder económico esta en manos del gran capital; la misma lógica del mercado  de la información reclama una continua dilatación de este mercado mismo, exigiendo que todo se convierta de alguna manera en objeto de comunicación. Esta multiplicación vertiginosa de la comunicación, este tomar la palabra por parte de un creciente numero de subculturas, constituyen el efecto más evidente de los Mass – Media y por supuesto, el tránsito de nuestra sociedad a la postmodernidad. Occidente vive una situación explosiva, una pluralización que parece irrefrenable y que toma imposible concebir el mundo y la historia según puntos de vista unitarios. En efecto, los Mass – Media, que teóricamente harían posible una información auténticamente a tiempo, sobre lo que sucede en el mundo podrían parecer una especia de realización completa del espíritu absoluto Hegeliano, de la perfecta autoconciencia de toda la humanidad por simultaneidad de lo que acontece, la historia y la conciencia del hombre.
De hecho, la intensificación de las posibilidades de información sobre la realidad en sus más diversos aspectos, vuelve cada vez menos concebibles la idea misma de una realidad, una profecía de Nietzsche: el mundo verdadero, al final se convierte en fábula, en nuestra condición tardo – moderna. Realidad para nosotros es más bien el resultado de entre cruzarse, del contaminarse de las múltiples imágenes, interpretaciones  y reconstrucciones que compiten entre si, o que de cualquier manera sin coordinación central alguna distribuyen los Media. Pues bien en la sociedad de los Media, en lugar de un ideal emancipador, esta el espíritu absoluto de Hegel o el hombre que ya no es esclavo de la ideología tal como lo piensa Marx; se abre camino un ideal de emancipación a cuya base misma estará la oscilación, la pluralidad, la erosión del propio principio de realidad.
   En tal sentido, la enseñanza filosófica de Nietzsche y Heidegger se concentra en el hecho de que nos brindan los instrumentos para captar el sentido emancipador del fin de la modernidad y de su concepto de historia Nietzsche, ha demostrado que la imagen de una realidad ordenada racionalmente sobre la base de un fundamento es solo un mito “tranquilizador”, propio de una humanidad todavía bárbara y primitiva. Heidegger continuando la línea de Nietzsche ha mostrado que pensar el ser como fundamento, y la realidad como sistema racional de causas y efectos, es solo una manera de extender a todo el ser el modelo de la objetividad “científica”,  de la mentalidad que para poder dominar y organizar rigurosamente todas las cosas tiene que reducirlas al nivel de meras y presencias mensurables, manipulables y sustituibles y finalmente, viniendo a reducir también al propio hombre, su interioridad y su historicidad. De modo que si por el multiplicarse de las imágenes del mundo perdemos el sentido de la realidad, quizás no sea una gran perdida; por una especie de perversa lógica interna, el mundo de los objetos medidos y  manipulados por la ciencia – técnica, se ha convertido en el mundo de las mercancías, de las imágenes en el mundo fantasmático de los Mass – Media.
Pero, en qué consiste entonces, el posible alcance emancipador y liberador de la pérdida del sentido de la realidad, de la auténtica erosión del principio de realidad en el mundo de los Mass – Media? La emancipación viene ha ser un extrañamiento, que es también un liberarse de las diferencias, de los elementos locales, de lo que globalmente podríamos llamar, el dialecto. Sin embargo, el efecto emancipador de la liberación de las racionalidades locales no reside en garantizar un mayor reconocimiento y autenticidad, como si la emancipación consistiera solo en que pudiera venir a manifestarse finalmente en lo que cada uno es en verdad. El sentido emancipador de la liberación de las diferencias y los dialectos esta más bien en el efecto añadido de extrañamiento que acompaña al efecto de identificación; es decir, si profeso un sistema de valores – religiosos, éticos, políticos, étnicos – en este mundo de culturas plurales, tendré también una aguda conciencia de l historicidad, contingencia y limitación de todos estos sistemas, empezando con el mío. Es lo que Nietzsche llama “seguir soñando sabiendo que se sueña” y es lo que el mismo asigna a la humanidad del futuro, precisamente en el mundo de la comunicación intensificada.
Un ejemplo de lo que significa el efecto emancipador de la confusión de los dialectos se encuentra en la descripción de la experiencia estética de Wilhelm Dilthey, quién piensa que el encuentro con la obra de arte es una forma de experimentar, en la imaginación otros modos de vida diversos de aquel en el cual se cae en la cotidianidad concreta. Cada uno de nosotros al madurar restringe sus propios horizontes de vida y se ciñe a una esfera determinadas de afectos, intereses y conocimientos. La experiencia estética nos hace vivir otros mundos posibles y, así haciéndolo muestra también la contingencia, relatividad y no definitividad del mundo real al que nos hemos circunscripto.
En la sociedad de la comunicación generalizada y de la pluralidad de las culturas, el encuentro con otros mundos y formas de vida, es quizás menos imaginario de lo que Dilthey supusiera: las otras posibilidades de existencia están a la vista, vienen representadas por múltiples dialectos o incluso por universos culturales que la antropología y la etnología nos hacen accesibles por lo tanto, vivir en este mundo múltiple significa experimentar la libertad como oscilación continua entre la pertenencia y el extrañamiento. Es una libertad problemática no solo por que tal efecto de los Media no esta garantizado, es solo una posibilidad que hay que apreciar y cultivar, porque no sabemos que fisonomía tiene. Entonce filosóficos Nihilistas como: Nietzsche y Heidegger, y también pragmáticos como Dewey o Wittgenstein, al mostrarnos que el ser no coincide necesariamente con lo que es estable, fijo y permanente, sino que tiene que ver más bien con el evento, el consenso,  el diálogo y la interpretación, se esfuerzan por hacernos capaces de recibir esta experiencia de oscilación del mundo postmoderno como chance de un nuevo modo de ser humano.    


Bibliografía

Vattimo Gianni
Ediciones Paidós
I.C.E. de la Universidad Autónomo de Barcelona
Barcelona – Buenos Aires – México
P.P. 73 -87