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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD RÓMULO GALLEGOS
AREA DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CURSO: EJES
DE SOCIALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
SOCIEDAD TRANSPARENTE
FACILITADORA:
Dra. Feryeny Padrino
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AUTORES:
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Bravo Edelin
Loreto Trina
Ponte Maryury
Quintana Carmen
Requena Maritza
Rubin Vilma
Sanchez Aida
Silvera María Elena
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C.I. 15.220.015
C.I.
8.790.546
C.I. 11.365.909
C.I.
9.917.342
C.I.
8.552.059
C.I.
3.951.883
C.I. 8.570.462
C.I. 13.680.720
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Enero, 2012
Postmoderno
¿Sociedad Transparente?
Actualmente
se habla mucho de postmodernidad, tanto que casi ha llegado a convertirse en
algo obligado y distanciarse de este concepto es considerado como una moda
pasajera, como un concepto superado. Sin embargo, éste término se enlaza con el
hecho de que la sociedad actual sea una sociedad de la comunicación
generalizada, la sociedad de los MASS-MEDIA.
Hablamos de postmoderno porque la
modernidad ha concluido, ahora bien; depende de lo que se entienda por
postmodernidad, pues ésta es la época en la que el hecho de ser moderno se
convierte en un valor determinante. Y, el ser moderno lo caracteriza toda la
cultura moderna. Así en la nueva forma de considerar el artista como genio creador,
se abre camino cada vez más intenso por lo nuevo y lo original que no existía
antes. Con el paso de los siglos éste camino de lo nuevo y original en el arte
se da vinculado a una perspectiva más general, que como sucede en la edad de la
Ilustración; considera la historia humana como un progresivo proceso de
emancipación, como la realización más perfecta del hombre ideal. Si la historia
esta dotada de este sentido progresivo es evidente que tendrá más valor lo más
avanzado. Por lo tanto, la condición para concebir la historia como realización
progresiva de la humanidad autentica estriba en que puede ser vista como un
proceso unitario. Solo si existe la historia se puede hablar de progreso. Entonces, la modernidad se acaba
cuando deja de ser posible hablar de la historia como de algo unitario.
Nosotros pensamos la historia
ordenándola entorno al año cero del nacimiento de Cristo, y más concretamente como
el concatenarse de las vicisitudes protagonizadas por los pueblos de la zona central:
El Occidente que representa el lugar de la civilización, fuera del cual quedan
los primitivos, los pueblos en vías de desarrollo. Es así como la filosofía del
siglo XIX y el XX ha sometido a una crítica radical la idea de una historia
unitaria viniendo a develar el carácter ideológico de tales representaciones.
Así Walter Benjamin, sostiene que la historia como curso unitario es una
representación del pasado construida por los grupos y clases sociales
dominantes, ¿Qué es, en realidad, lo que se transmite del pasado? No todo
aquello que ha ocurrido sino solo lo que parece ser relevante; lo que narra la
historia son los avatares de la gente que cuenta, de los nobles, de los
monarcas o de la burguesía cuando se convierte en clase de poder: los pobres
sin embargo, o aquellos aspectos de la vida que se consideran bajos no hacen
historia. En cuanto se desarrollan observaciones como esta, se desemboca en la
disolución de la idea de historia como curso unitario, por lo tanto no hay una
historia única, hay imágenes del pasado propuestas desde diversos puntos de
vista es ilusorio pensar que haya un punto de vista supremo, comprensivo, capaz
de unificar los restantes.
La crisis de la idea de historia
entraña la de la idea de progreso: si no hay un curso unitario de las
vicisitudes humanas no podrá sostenerse tampoco que estas avancen hacia un fin
de un plan racional de mejoras, educación y emancipación.
Los ilustrados, Hegel, Marx, Los Positivistas
y Los Historicistas pensaban de la misma manera, que el sentido de la historia
estaba en la realización de la civilización, esto es: de la figura del hombre
europeo moderno, es decir el progreso se concibe solo asumiendo como criterio
un determinado ideal del hombre que en la modernidad coincide siempre, con el
hombre moderno europeo, es como decir: nosotros los europeos somos la forma
mejor de humanidad. Si tenemos en cuenta todo esto, entendemos que la crisis
actual de la concepción unitaria de la historia y, la crisis de la idea del
progreso y el fin de la modernidad no son solo eventos determinados por
transformaciones teóricas, criticas que ha sido objeto el historicismo decimonónico
(idealista, positivista, Marxista etc.), en el plano de las ideas; han ocurrido
muchas cosas y muy diferentes como los llamados pueblos primitivos, de la civilización
superior y más evolucionada, se han rebelado, volviendo problemática de facto, una
historia unitaria centralizada.
Junto
con el fin del imperialismo y el colonialismo, otro factor ha sido determinante
para la disolución de la idea de historia y para el fin de la modernidad: se
trata del advenimiento de la sociedad de la comunicación y que se refiere a la
sociedad transparente en la que: 1. en el nacimiento de una sociedad
postmoderna los Mass – Media desempeñan un papel determinante. 2. estos caracterizan
tal sociedad no como una sociedad más transparente, más conciente de si misma,
más iluminaria sino como una sociedad más compleja e incluso caótica,
finalmente en este caos relativo residen nuestras esperanzas de emancipación.
Ante
toda la imposibilidad de pensar la historia como un curso unitario da lugar el
fin de la modernidad y que no surge solo de la crisis del colonialismo y del
imperialismo europeo, sino que es el resultado del nacimiento de los medios de
comunicación de masas. Estos medios (telemática) han sido determinantes de la
disolución de los puntos de vista centrales, lo que el filósofo francés Jean
Francois Lyotard llama los grandes relatos. Este efecto de los Mass – Media
parece ser contrario a la imagen del filósofo Theodor Adorno, quién preveía que
la radio y más tarde la televisión tendría el efecto de producir una
homologación general de la sociedad convirtiéndose en componentes de una
explosión y multiplicación generalizada Weltanschauungen: de visones del mundo.
En
los Estados Unidos en los últimos decenios han tomado la palabra minorías, han
salido a la palestra de la opinión pública culturas y subculturas de todas
clases. El poder económico esta en manos del gran capital; la misma lógica del
mercado de la información reclama una
continua dilatación de este mercado mismo, exigiendo que todo se convierta de
alguna manera en objeto de comunicación. Esta multiplicación vertiginosa de la
comunicación, este tomar la palabra por parte de un creciente numero de
subculturas, constituyen el efecto más evidente de los Mass – Media y por
supuesto, el tránsito de nuestra sociedad a la postmodernidad. Occidente vive
una situación explosiva, una pluralización que parece irrefrenable y que toma imposible
concebir el mundo y la historia según puntos de vista unitarios. En efecto, los
Mass – Media, que teóricamente harían posible una información auténticamente a
tiempo, sobre lo que sucede en el mundo podrían parecer una especia de
realización completa del espíritu absoluto Hegeliano, de la perfecta
autoconciencia de toda la humanidad por simultaneidad de lo que acontece, la
historia y la conciencia del hombre.
De
hecho, la intensificación de las posibilidades de información sobre la realidad
en sus más diversos aspectos, vuelve cada vez menos concebibles la idea misma
de una realidad, una profecía de Nietzsche: el mundo verdadero, al final se
convierte en fábula, en nuestra condición tardo – moderna. Realidad para
nosotros es más bien el resultado de entre cruzarse, del contaminarse de las
múltiples imágenes, interpretaciones y
reconstrucciones que compiten entre si, o que de cualquier manera sin
coordinación central alguna distribuyen los Media. Pues bien en la sociedad de
los Media, en lugar de un ideal emancipador, esta el espíritu absoluto de Hegel
o el hombre que ya no es esclavo de la ideología tal como lo piensa Marx; se
abre camino un ideal de emancipación a cuya base misma estará la oscilación, la
pluralidad, la erosión del propio principio de realidad.
En tal
sentido, la enseñanza filosófica de Nietzsche y Heidegger se concentra en el
hecho de que nos brindan los instrumentos para captar el sentido emancipador
del fin de la modernidad y de su concepto de historia Nietzsche, ha demostrado
que la imagen de una realidad ordenada racionalmente sobre la base de un
fundamento es solo un mito “tranquilizador”, propio de una humanidad todavía
bárbara y primitiva. Heidegger continuando la línea de Nietzsche ha mostrado
que pensar el ser como fundamento, y la realidad como sistema racional de
causas y efectos, es solo una manera de extender a todo el ser el modelo de la
objetividad “científica”, de la
mentalidad que para poder dominar y organizar rigurosamente todas las cosas
tiene que reducirlas al nivel de meras y presencias mensurables, manipulables y
sustituibles y finalmente, viniendo a reducir también al propio hombre, su
interioridad y su historicidad. De modo que si por el multiplicarse de las
imágenes del mundo perdemos el sentido de la realidad, quizás no sea una gran
perdida; por una especie de perversa lógica interna, el mundo de los objetos
medidos y manipulados por la ciencia –
técnica, se ha convertido en el mundo de las mercancías, de las imágenes en el
mundo fantasmático de los Mass – Media.
Pero,
en qué consiste entonces, el posible alcance emancipador y liberador de la
pérdida del sentido de la realidad, de la auténtica erosión del principio de
realidad en el mundo de los Mass – Media? La emancipación viene ha ser un
extrañamiento, que es también un liberarse de las diferencias, de los elementos
locales, de lo que globalmente podríamos llamar, el dialecto. Sin embargo, el
efecto emancipador de la liberación de las racionalidades locales no reside en
garantizar un mayor reconocimiento y autenticidad, como si la emancipación consistiera
solo en que pudiera venir a manifestarse finalmente en lo que cada uno es en
verdad. El sentido emancipador de la liberación de las diferencias y los
dialectos esta más bien en el efecto añadido de extrañamiento que acompaña al
efecto de identificación; es decir, si profeso un sistema de valores –
religiosos, éticos, políticos, étnicos – en este mundo de culturas plurales,
tendré también una aguda conciencia de l historicidad, contingencia y
limitación de todos estos sistemas, empezando con el mío. Es lo que Nietzsche
llama “seguir soñando sabiendo que se sueña” y es lo que el mismo asigna a la
humanidad del futuro, precisamente en el mundo de la comunicación
intensificada.
Un
ejemplo de lo que significa el efecto emancipador de la confusión de los
dialectos se encuentra en la descripción de la experiencia estética de Wilhelm
Dilthey, quién piensa que el encuentro con la obra de arte es una forma de experimentar,
en la imaginación otros modos de vida diversos de aquel en el cual se cae en la
cotidianidad concreta. Cada uno de nosotros al madurar restringe sus propios
horizontes de vida y se ciñe a una esfera determinadas de afectos, intereses y
conocimientos. La experiencia estética nos hace vivir otros mundos posibles y,
así haciéndolo muestra también la contingencia, relatividad y no definitividad
del mundo real al que nos hemos circunscripto.
En
la sociedad de la comunicación generalizada y de la pluralidad de las culturas,
el encuentro con otros mundos y formas de vida, es quizás menos imaginario de
lo que Dilthey supusiera: las otras posibilidades de existencia están a la
vista, vienen representadas por múltiples dialectos o incluso por universos
culturales que la antropología y la etnología nos hacen accesibles por lo
tanto, vivir en este mundo múltiple significa experimentar la libertad como
oscilación continua entre la pertenencia y el extrañamiento. Es una libertad
problemática no solo por que tal efecto de los Media no esta garantizado, es
solo una posibilidad que hay que apreciar y cultivar, porque no sabemos que
fisonomía tiene. Entonce filosóficos Nihilistas como: Nietzsche y Heidegger, y
también pragmáticos como Dewey o Wittgenstein, al mostrarnos que el ser no
coincide necesariamente con lo que es estable, fijo y permanente, sino que tiene
que ver más bien con el evento, el consenso, el diálogo y la interpretación, se esfuerzan
por hacernos capaces de recibir esta experiencia de oscilación del mundo
postmoderno como chance de un nuevo modo de ser humano.
Bibliografía
Vattimo Gianni
Ediciones
Paidós
I.C.E. de la
Universidad Autónomo de Barcelona
Barcelona –
Buenos Aires – México
P.P. 73 -87